14 de noviembre de 2007

El fin del mundo

Pues se me acaba el tiempo en NYC, y esta será una semana endemoniadamente non stop para acabar de sacarle todo el jugo posible a la city.

Pero antes, ahí va la otra entrada que se merecía Montauk. Ya hablé de todo lo referente a “Eternal Sunshine”, la razón que me llevó hasta “el fin del mundo”. Pero hay más.



Es una de las mecas pesqueras y surfistas de la zona y también la sede del festival de cine independiente de los Hamptons (aunque Montauk sea la niña fea en esta zona pija donde veranean las estrellas de cine que residen en New York). Steven Spielberg se encuentra entre los consejeros de la muestra y por su único cine desfilaron este mismo verano John Cusack, Famke Janssen, Alec Baldwin o Vanessa Redgrave. No está mal para estar a tomar por culo.

Pero las verdaderas estrellas pasaron por aquí hace décadas. Los Rolling Stones solían venir a practicar deportes acuáticos, emborracharse y visitar a su amigo Andy Warhol, quién se compró una casa frente a la playa, junto a Paul Morrissey, verdadero director cinematográfico de la Factory y descubridor de la Velvet Underground.



Y fue en una de las habitaciones del Memory Motel, donde Mick Jagger escribió la letra de la canción de los Stones que toma el nombre del establecimiento.

http://youtube.com/watch?v=JE_QQJwF_xk

"We spent a lonely night at the Memory Motel
It's on the ocean, I guess you know it well
It took a starry night to steal my breath away"

Se dice que la dedicaba a Carly Simon, la de “You’re So Vain”, “Let The River Run” y “Coming Around Again”. ¿Esa es la que tanto te gustaba y te regalo papá, verdad Mamisol? (http://youtube.com/watch?v=AZ_X4DeEcKk)



A pocos km del pueblo se encuentra el Mountauk Point State Park, un parque natural entre marismas, lagos y los rompientes del océano, donde en teoría hay colonias de focas, aunque no tuve suficientes horas de luz para comprobarlo. Allí se encuentra una antigua base militar ahora clausurada, de la que queda poco más que un antiguo radar, y donde se rumorea el gobierno realizó experimentos secretos sobre viajes en el tiempo. Como “El experimento Filadelfia”, vaya.

En la zona también se supone que habita el fantasma de un antiguo jefe indio, al que dicen aún puede verse algunas noches sobre la colina frente a Fort Pound Bay, esperando a que vuelva su hija, secuestrada por un tribu rival. Lo cierto es que tras la muerte del jefe indio, Mountauk cambió mucho y su hija desaparecida acabó casándose con un hombre blanco, de apellido Van Tassel, lo que con el tiempo la convertiría en abuela de Katrina Van Tassel, quién aparece en la leyenda original de Sleepy Hollow (e interpreta Christina Ricci en la película de Tim Burton).

También parecía haber fantasmas en las fotos de Peter Bové, realizadas en poblados indios más al norte. Me dijo que se lo había hecho descubrir la hija pequeña de un amigo. Photoshop mediante o no, se veían siluetas, a veces rostros, entre las fogatas frente a las que danzaban los indios. Peter quería hacer un documental sobre ello.



¿Pero quién es Peter Bové? Pues el taxista que me llevó hasta el faro de Montauk, en el punto más al este de New York. Un hombre con el que es difícil adivinar cuando dice la verdad, cuando la adorna y cuando la inventa, pero que personifica un encuentro que no olvidaré del viaje... Sobre todo, cuando el cabrón me dejó tirado en el faro. Aseguró que me esperaba y cuando regresé ya cerrada la noche, el tipo había desaparecido. Por suerte, apareció la mujer que habita el faro (el primero del estado, construido hace dos siglos, en un país donde es difícil encontrar edificaciones anteriores al s.XX) y se ofreció amablemente a llamar a la compañía de taxis. A su regreso, la excusa de Peter fue que le habían salido más clientes, incluyendo una hermosa rusa, y se quedó tan ancho. De hecho, no dudo en sacar su Mac y empezar a enseñarme su “reel” (¿véis lo que decía en la anterior entrada?). Porque antes que taxista, Peter Bové fue y es productor audiovisual, sobre todo de spots comerciales, un trabajo que le llevó por todo el mundo, de India al Caribe.

En su bobina pude ver un anuncio buenísimo, de ambientación de peli con psycho-killer, para una especie de wonderbra de Woman’s Secret. También uno para los cosméticos Revlon, con Cindy Crawford (“she’s a bitch”, fue el apunte de Peter) y Halle Berry (“she’s an angel” dijo). Y uno con mi admirado y difunto 2pac, donde pide a los chavales que no se unan a bandas si no quieren acabar cadáver. La entrevista la grabaron durante el rodaje del vídeo para la canción “California Love” (http://es.youtube.com/watch?v=37wSwAJ98Zk , por cierto, él no rapea hasta mitad del clip!), entre el primer atentado del que Tupac salió con unos cuantos agujeros de bala y el segundo que acabaría con su vida e inició la leyenda. Y fue tras su muerte que Peter acudió con el equipo de producción a pedir permiso para usar la entrevista a Afeni Shakur, mamá del ídolo y miembro histórico de los Panteras Negras. Ella aceptó y aún pasan el anuncio por la MTV (por su madre pues! http://es.youtube.com/watch?v=JncloTmvTeA. Y por 2Pac! http://es.youtube.com/watch?v=lUoUDuAPCZA).

Dejemos desvíos de fanático para volver a Peter, quien incluso partió con la Columbus Race hace unos años, rodando un viaje por mar de 23 días, en el que asegura fueron atrapados por una tormenta en pleno Triángulo de las Bermudas. Pero sería en su casa de Queens donde estuvo realmente cerca de la muerte. Resbaló en las escaleras, “multiple injuries”, y quedó en coma durante 11 días. Cuando al despertar, el doctor le dijo que le había dado un 50% de posibilidades de sobrevivir, se decidió a dejar la gran ciudad, llegó hasta Montauk en julio para quedarse un mes y aquí sigue en noviembre. Peter Bové, taxista en el fin del mundo. Primo, según dice, de José Bové, el icono antiglobalización y luchador anti-fast food francés, Peter escribe desde que llegó aquí un guión en el que llama a la revolución. Contra el Establishment, contra las multinacionales, contra el Club Bilderberg y contra el New World Order, lo que llama “the new Roman Empire”. Cuenta, además, cómo cruzó a dedo los EE UU en 1975 con sólo 17 años. O cómo poco después tuvo un breve romance con una joven de una reserva india, sellado con un simple beso, pero que aún le hace soñar. “Y sé que ella también piensa en mí”... Todo un personaje Peter Bové. Con una mente fantásticamente creativa.