9 de marzo de 2008

Tu luz


Hubo un tiempo en que una vela iluminó nuestros deseos. Y al llegar la luz de la mañana todo relucía de fulgor radiante. Hasta que el menos compasivo sol del mediodía descubrió cada imperfección, colándose entre nuestras grietas y secando nuestros sueños. Hoy luce un nuevo día, mañana vendrá otro, seguido de muchos más. Y no cambiaremos, pero nos basta la intimidad de la oscuridad para hablar y escuchar como aprender a mejorar. Por ti, por mí, por sumar día tras día. Y tal vez perseguir de nuevo un futuro...