21 de octubre de 2007

In da flow


He tardado más de lo esperado en volver a actualizar... Los problemas de siempre accediendo al ciberespacio y q aquí me encuentro tan ocupado como allí, aunque sea porque aquí me permito el lujo de vivir las calles (y buscar la manera de pagarme ese lujo tb me roba las horas...).

Para la mayoría de vosotros tan sólo ha pasado otra semana rutinaria desde que abandoné el país (no es el caso de mi niña, para la que esto ha supuesto una eternidad. Me la cuidáis, a-ight?). Pero desde mi punto de vista, cada día cuenta. Me paso el tiempo "riding da streets on bike" y ya me conozco bien los rincones de mi barrio de Greenpoint y el cercano de Williamsburg, que tan sólo es el Brooklyn que me queda a mano pq esto es enorme. Incluso he localizado ya mi rincón zen, con la mejor vista q puede tenerse de la silueta de los rascacielos desde este lado, el del verdadero modo de vida americano.

Me relaciono y disfruto con los "indígenas", cuando en el fondo nadie en NY es 100% neoyorquino (a la q rascas un poco siempre hay una abuela portuguesa, un padre filipino...). Será por eso que la gente no para de preguntarme direcciones que desconozco precisamente a mí. "Claaaro, pareses daquiiii, como se te ve blanquiiiito y así delgadiiiito", me decían el otro día unas señoras portorriqueñas, mientras comentábamos la desgracia de un joven ciclista del barrio al q la otra madrugada arrolló un camión (q sí, q me cuido mucho, claro que sí, q me queda mucho por hacer!!!). Al menos parece que el chaval había hecho cosas de provecho con su vida. Cada día cuenta, insisto.

Sin dejar el tema luctuoso, pero con una nota de humor: Ojo a la foto del judío (junto a mi bici), q los posters detrás suyo son nada menos que de la difunta playmate Anna Nicole Smith ("We'll never forget you" rezaban).

Por otro lado, voy sumando contactos: una camarera catalana (recién despedida) de un bar de tapas llamado Zipi Zape (en pleno Bklyn oiga!), un par de diseñadores de ropa, Sarah y Christian. Éste último es el novio del bueno de Etienne, un periodista francés q conocí en el último Sonar y q lleva años aquí, muy bien contactado con la noche neoyorquina.

Juntos apuramos una noche comenzando por las parties en galerías de arte del Soho y acabamos escuchando a centímetros de distancia a parte de los Wu-Tang Clan (raperos del copón, para los legos en la materia). Muy grande!

También he cruzado al otro lado del río, por supuesto, en un domingo de tráfico "relajado" que me permitió fundirme con el flow de la city.

Me dejé engullir por, aquí sí, el NY donde todo es posible. Como que te pidan un cigarro a cambio de un beatbox (se lo ganó el bro', q os recuerdo q aquí va a 7 dólares el paquete!), q te cruces con un pimp tan gordo como Notorious BIG (un chulo de la vieja escuela) con su enorme traje marrón y sus zapatos impolutos de peli ambientada en los años 30, o con un homeless vestido tan excéntrico como Slick Rick en su día más trashy...

que los conciertos (incluso los de punk en el Bowery Ballroom) puedan comenzar a las 7 de la tarde, que durante el week-end te encuentres tenderetes de mercadillo de ocasión en cualquier esquina, a hippies de calva trasnochada gritando en Union Square que Bush estuvo implicado en el 11-S, o a un grupo de bailarines-contorsionistas callejeros, q los q me conocéis ya sabéis como me emocionaron (incluido un japo luciendo una camiseta con el lema "I'm black and I'm proud" o un negro trajeado entre el público q no dejaba de hacer el robot).

Curioso, pero tras el periodo de adaptación en Bklyn, Manhattan ya no me resulta tan chocante y amenazador como la primera vez que puse allí los pies, hace años. Ahora no deja de sorprenderme, pero soy un figurante más del decorado.