24 de marzo de 2008

Feels Like Home


http://youtube.com/watch?v=i2bAvavvRhg

“These days are dark and the nights are cold
people acting like they’ve lost their soul
And everywhere I go I see another person like me
trying to make it all feel like home”

Aunque el cuerpo no fue muy lejos, la mente sí ha disfrutado este corto pero ansiado descanso, una vez más with a little help from my friends.

En mi vida por reformular hay a estas alturas unas cuantas certezas y cantidades inimaginables de preguntas. O dicho de otra forma, cierta seguridad y libertad imponderable, el mejor punto de partida para una nueva etapa.

Y ahora, que no tengo con qué pagarla y que aún dormiré bajo muchos techos, me da por pensar en la casa de mis sueños. La foto es de nuevo Uruguay (cuando no me queden imágenes con las que fantasear, será necesario volver). Y con ella ilustro además el puntazo New Age del siguiente cuento sufí, en cuyas primeras líneas descubro a mi yo idealizado. Un regalo de quien valientemente "sólo" me muestra su alma.

Brindo contigo (también con birra del super)!

"Había una vez un escritor que vivía a orillas del mar; una enorme playa virgen donde tenía una casita donde pasaba temporadas escribiendo y buscando inspiración para su libro. Era un hombre inteligente y culto y con sensibilidad acerca de las cosas importantes de la vida. Una mañana mientras paseaba a orillas del océano vio a lo lejos una figura que se movía de manera extraña como si estuviera bailando. Al acercarse vio que era un muchacho que se dedicaba a coger estrellas de mar de la orilla y lanzarlas otra vez al mar. El hombre le preguntó al joven que estaba haciendo. Este le contestó; "recojo las estrellas de mar que han quedado varadas y las devuelvo al mar; la marea ha bajado demasiado y muchas morirán". Dijo entonces el escritor: " Pero esto que haces no tiene sentido, primero es su destino, morirán y serán alimento para otros animales y además hay miles de estrellas en esta playa, nunca tendrás tiempo de salvarlas a todas". El joven miró fijamente al escritor, cogió una estrella de mar de la arena, la lanzó con fuerza por encima de las olas y exclamó: "para ésta... sí tiene sentido". El escritor se marchó un tanto desconcertado, no podía explicarse una conducta así. Esa tarde no tuvo inspiración para escribir y en la noche no durmió bien, soñaba con el joven y las estrellas de mar por encima de las olas. A la mañana siguiente corrió a la playa, buscó al joven y le ayudó a salvar estrellas".